Una caja de bombones
“La vida es como una caja de bombones, nunca sabes cuál te va a tocar”. Es lo que por lo visto le decía su madre a Forrest Gump. A Raúl Bernal no le decían nada parecido, y sin embargo hay un bombón que parece que le ha cambiado la vida, es el bombón que él mismo preparó y que le ha llevado a ganar la primera edición del Concurso al Mejor Bombón Artesano de España organizado por esta revista.
No es que Raúl Bernal tuviera algo que demostrar. Los que le conocemos sabemos que su talento con el chocolate es excepcional, como ha exhibido durante años por todo el país en docenas de cursos, sobre todo alrededor de las figuras de chocolate, pero también en muchas otras facetas por las que ha merecido triunfos, protagonizado libros y encandilado al público en toda clase de aforos. Pero hace cuatro años decidió dar un paso decisivo, abrir su propio establecimiento en su querida Huesca.
Desde entonces Lapaca se ha convertido en un lugar de referencia, en un destino de visita obligada para los amantes de un buen bocado dulce, sea en forma de pastel, de bollería o de, claro está, chocolate. Y ahí es donde ganar un concurso como el del Mejor Bombón puede cambiarlo todo. Porque al reconocimiento obtenido por el sector en su faceta profesional y formativa, ahora se añade el favor de un público, procedente de todos los rincones del país e incluso de su ciudad, anheloso de probar la singular delicadeza encapsulada en esos poco más de 7 gramos de magia chocolatera.
Nada nos puede aportar mayor satisfacción que comprobar que un bombón como el de Raúl Bernal puede significar un cambio, un impulso a Lapaca, también un placer enorme para todos los que se animan a disfrutarlo. Y para el sector creemos que este concurso también cambia las cosas. Reivindica un producto a menudo relegado en los obradores, agobiados por lo que cuesta ponerlo en valor, y abre la puerta a recuperar todo el entusiasmo y espíritu creativo alrededor de estas piezas. En conclusión, quizá podemos estar un poco de acuerdo con la madre de Forrest Gump, ¿no os parece? Puede haber mucha vida en una caja de bombones.