El comercio como dinamizador de la economía española
Escodi (Escuela Superior de Comercio) y el Colegio de Economistas de Catalunya ha presentado recientemente el estudio “Evaluación del peso real del comercio sobre la economía”, un análisis de los puntos clave que tiene este sector en relación al desarrollo económico de nuestro país, con una comparación específica para Catalunya.
Y como es lógico, son varias las conclusiones que se desprenden del mismo. Luces y sombras atraviesan este importante motor de la economía española, el principal de nuestro PIB, con un 25% del total. Las duras cifras que se han registrado en los últimos años dejan a entrever en cambio un futuro prometedor “si rompemos clichés y sabemos pensar en grande”, en palabras extraídas de su presentación.
Lo primero que sale a relucir es la posición prevalente del comercio en la economía española, se lleva el porcentaje más elevado de nuestro PIB (25%) por delante de la administración pública y la industria. Un dato que conviene resaltar, y así lo hacen sus autores, porque demuestra el cambio de rol del retail en la economía. Antes era la industria quien tenía la batuta, había más demanda que oferta, pero ahora es al revés, hay más oferta que demanda, y son los canales de distribución, los que tienen contacto directo con el consumidor, los que detectan sus deseos y necesidades y encargan la producción. El poder ahora está en la distribución.
También se han calculado los puestos de trabajo directos e indirectos que genera el comercio, en ese papel decisivo no sólo para la industria, sino también en su conexión con el turismo creciente. De hecho, son muy reveladores los datos de aumento del gasto del turismo en nuestra economía, que ha pasado de una media de 800 a 900 euros por persona. El consumo turístico con tarjeta de crédito se ha disparado en ciudades como Barcelona y se sitúa en el doble que Madrid.
El terreno está abonado para las oportunidades aunque hay que tener en cuenta el contexto negativo. Por ejemplo, el gasto per cápita en España se ha situado a niveles de 2006, por no hablar del número de actividades minoristas, que en el 2012 había caído a niveles inferiores a 1998. Por sectores, es justamente la alimentación y los productos cotidianos los que mejor han aguantado el golpe, a diferencia del equipamiento personal y del hogar, que son los que más fuertemente han sentido la caída desde 2007 hasta la fecha.
Este estudio se enmarca en la voluntad de ESCODI, junto al Colegio de Economistas de Catalunya, de aportar conocimiento al sector del comercio y distribución y contribuir a su prestigio social, así como a la capacidad de evolucionar e innovar del tejido empresarial.