Blanca Roldán, La Casa Blanca, creando una marca duradera
El brazo de gitano de estilo japonés es el emblema de una pastelería tan nueva como familiar y femenina que aparece en Dulcypas 492 (ver sumario). Así es La Casa Blanca, que abrió el pasado mes de febrero en Castelldefels (Barcelona). En ella destacan también una imagen de marca y un interiorismo minimalista y cálido, que pone en juego elementos que beben de las otras facetas de la pastelera Blanca Roldán. Un diseño estudiado que se enriquece de esta manera de los conocimientos y la experiencia en escaparatismo y publicidad de Roldán.
Pese a que no procede de una familia pastelera, a Blanca Roldán empezó a gustarle este oficio de pequeña, cuando elaboraba sus primeras tartas con su madre. Cuando estudiaba en la escuela ya buscaba formación en pastelería y, como ninguna extraescolar contemplaba esta materia, a partir de los 12 años su madre la acompañaba a sus primeros cursos de pastelería. Una vocación temprana que continuará a los 15 años con monográficos en la Escuela Hofmann de la mano del jefe de estudios de pastelería en aquel momento, Eric Ortuño. Debido a la presión familiar, decide iniciar la carrera de Publicidad, lo que combina con sus estudios de pastelería en Hofmann: “Iba a la Hofmann por la mañana y por la tarde estudiaba en la Facultad”, comenta. El siguiente paso en la trayectoria de Roldán fue un posgrado en escaparatismo que pone en práctica enseguida con una breve experiencia como escaparatista en Ikea. Sin embargo decide corregir el rumbo de su carrera para centrase, ahora sí, exclusivamente en pastelería en la École Nationale Supérieure de Pâtisserie – ENSP (Yssingeaux).
Sin duda, todas estas formaciones y experiencias laborales irán dando forma al concepto que desarrollará después en la pastelería La Casa Blanca de Castelledefels. Así, tras su formación en Yssingeaux, a su regreso a España trabaja con Jordi Bordas en su ciudad, Viladecans, para luego recalar en Bakery by Noelia Toré. En este último establecimiento coincide con una excompañera de estudios de la Escuela Hofmann, Elena Carmona, quien continuará colaborando con la protagonista de este reportaje en La Casa Blanca.
Roldán tenía la idea de montar un negocio propio hacía un tiempo y la llegada de la pandemia aceleró este anhelo. Aprovechando un local céntrico de propiedad, situado en Castelldefels, muy de paso, monta la pastelería La Casa Blanca junto a Carmona y un equipo formado también por dos personas más, entre las que se encuentra su madre. “Tuve claro ya entonces que no quería bautizar a esta pastelería solo con mi nombre y primer apellido porque todavía no soy muy conocida en el sector”, reconoce. Por eso busqué una fórmula que permitía jugar con su nombre, La Casa Blanca, con la mirada puesta “en crear una marca que la gente recordase. Una marca que incluye el dibujo de la casita que es fácilmente reconocible y que transmite la sensación de que aquí te sentirás a gusto, que trabajamos en familia”. Está claro que su formación en publicidad ha jugado un papel en la construcción de esta marca, así como también sus estudios en escaparatismo y su experiencia en Ikea en el interiorismo de la tienda. En concreto, el resultado de la implicación de Roldán en el diseño del local se ha traducido en la creación de un ambiente acogedor, de inspiración nórdica y japonesa, que introduce colores neutros y una presencia destacada de materiales nobles como la madera.
"Mi marca incluye el dibujo de la casita que es fácilmente reconocible y que transmite la sensación de que aquí te sentirás a gusto, que trabajamos en familia"
La atmósfera cálida de la tienda se anuncia ya en su atractiva fachada, que se presenta en forma de casa. Es algo que, sin duda, despierta la curiosidad por pasar dentro. La entrada incluye, además, una pequeña ventana y una minivitrina pensada para la venta de producto para llevar (take away) “tanto para los pedidos en línea como para que podamos atender al público si en algún momento volvemos a la pandemia”. En el interior se encuentra el obrador a la vista y se exponen obras de pintores. El café de especialidad y las bebidas que elabora puntualmente la tía de Blanca Roldán, María José Ariza, con experiencia como barista, también son un aliciente en este espacio. Su aportación explica la presencia de una oferta variada de cócteles, batidos y smoothies, entre otros, especialidades que se completan con helados de Albert Roca (Sant Croi Gelats). Tal y como explica Blanca Roldán, el salón de degustación está funcionando muy bien comercialmente, sobre todo en dos franjas horarias, desayuno y merienda. “Los clientes pasan ratos largos en el salón de degustación en reuniones de amigos, trabajando con el portátil, etcétera”, puntualiza.
"Para el brazo gitano partí de la receta del bizcocho enrollado japonés. Éste pese a que no lleva ningún ingrediente diferente en su composición tiene un proceso de elaboración que hace que sea superesponjoso y más grueso que el que tenemos en España"
La oferta
“Mi idea es ofrecer un producto que llegue a todo el público en general, que a menudo no quiere una pastelería muy elaborada”, apunta. De ahí que todo sea muy reconocible en la oferta, aunque también existe margen para que el cliente pueda salir un poco de su zona de confort en algunas referencias. “Cuando hablamos de llegar a un público amplio la intención es tener una oferta que se consuma bien a diario”, añade. Así, la especialidad estrella es el brazo de gitano que todo el mundo conoce, “pero le hemos dado una vuelta al tradicional y hemos aportado también combinaciones de sabores de cosecha propia para que esta elaboración sea algo más moderna y que la gente se atreva a probarla. En este sentido, me inspiré en los rolls japoneses que están muy de moda, el equivalente de los brazos de gitano en estos países. Partí de la receta del bizcocho enrollado japonés. Éste pese a que no lleva ningún ingrediente diferente en su composición tiene un proceso de elaboración que hace que sea superesponjoso y más grueso que el que tenemos en España. Pero es que además es muy flexible para que no se rompa fácilmente al enrollarlo” detalla.
"Mi idea es ofrecer un producto que llegue a todo el público en general, que a menudo no quiere una pastelería muy elaborada”
Además de los brazos de gitano, emblema de La Casa, la oferta continúa con una interesante línea de individuales (Margarita mango; carrot cake; Margarita Rosa, entre otros). Dos de los que tienen más salida son el de Margarita mango y el carrot cake. “También elaboramos la típica magdalena francesa, las madeleines, una selección de pastelería norteamericana, así como tartas y otras elaboraciones personalizadas”, concreta. Estas dos últimas vertientes son responsabilidad de la compañera de obrador de Roldán, Elena Carmona. “Cada una tiene su estilo, pero juntas encajamos muy bien. Nos llevamos muy bien en el obrador, las dos vamos hacia un mismo camino”, reconoce Carmona. A pesar de la breve trayectoria de esta pastelería de reciente apertura, “han sido meses de locura. Desde que abrimos hemos ido de festividad en festividad, como el Día del Padre, un Sant Jordi en el que ofrecimos una cajita de bombones con un punto de libro, y la verbena de San Juan con unas cocas que funcionaron muy bien”, recuerda Roldán.
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