Marc Rodellas vuelve a los Moái | Pascua 2016 (X)
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Lo tenía pendiente desde hacía años. Aunque ya queda lejana su victoria en el Trofeo Lluís Santapau, Marc Rodellas recuperó los esbozos a lápiz de su archivo particular y su propuso dar por fin con la mona de chocolate Moái. ¿Y por qué un Moái? Los que llevamos tiempo siguiendo la trayectoria de este pastelero y chocolatero afincado en las faldas del Montseny catalán, sabemos de su debilidad por las piezas escultóricas de gran tamaño. A eso se le suma su interés por los grandes monumentos de la edad antigua, entre los que este icono de la Isla de Pascua es uno de sus favoritos.
Por eso desarrolló una colaboración con la diseñadora y vecina de Sant Celoni, Gemma Sánchez Pulido, para confeccionar la matriz del molde, primero en barro, para después conseguir la pieza en plástico termoformado que, con una medida de 17 cm de altura, encajaría a la perfección para convertirse en un personal e histórico huevo de (Isla de) Pascua. Conviene destacar del trabajo apasionado y detallista de Marc Rodellas los acabados redondeados y el efecto de piedra carbónica que se le ha dado al resultado final. Hasta tres capas de pintura, con diferentes gradaciones de gris (subiendo la intensidad de medio gramo en medio gramo de color), han sido necesarias para dar con el efecto deseado. Para los más incondicionales del chocolate, los Rodellas también han realizado un modelo con el acabado en terciopelo.
Pero la colección de figuras de Pascua de la casa no termina en estas alusiones lejanas. Al contrario, pocos profesionales como Marc Rodellas abogan por el trabajo local involucrándose en toda clase de iniciativas del entorno en las que poner su particular sello dulce. Es el caso de sus tritones del Montseny, uno de los animales que más y mejor se identifican con el parque natural pero que además se ha convertido en la imagen y denominación de una iniciativa comarcal de lucha contra la adicción y la drogodependencia.
Otra figura chocolatera en la que ha estado trabajando son las hormigas negras, la mascota de uno de los dos grandes grupos en los que se divide la localidad durante sus fiestas mayores. Más adelante le llegará el turno a la Verdi, la mascota del otro gran grupo durante las mencionadas fiestas. En una pastelería de pueblo es importante atender a todos los clientes y ser flexibles con la oferta. Por ello en la oferta de Rodellas también hay espacio para figuras más comerciales, los dibujos de moda del momento, que acaban siendo, en palabras de Marc, “el brazo de gitano del chocolate", por la buena acogida que tienen siempre entre los más pequeños.
A otra escala está también esta especie de réptil con forma de cocodrilo y ojos saltones y que sirve de pequeño guiño a Raúl Bernal y su divertida fauna, de la que el chef de Sant Celoni también se declara seguidor. Recordamos algunos de sus trabajos destacados más recientes. En ellos también podemos percibir otra de las notas constantes en el hacer chocolatero de Marc Rodellas, es decir, el sentido del humor. Raquetas de pádel, bolos o unas curiosas criaturas extraterrestres que el propio chef denomina tabubus.
Fotografías Moáis, cocodrilo y tritón: Carles Reberté ©La Fàbrica dels Somnis